By Se reporta un déficit entre 9.600 y 16.600 millones de dólares en América Latina.
En Colombia, las pérdidas de electricidad atentan contra la sostenibilidad económica y ambiental del sector energético. Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las pérdidas de electricidad en América Latina y el Caribe promedian alrededor del 17%, lo que equivale a aproximadamente 120 teravatios-hora (TWh) por año. Estas pérdidas se estiman en un costo financiero anual de entre 9.600 y 16.600 millones de dólares, representando entre el 0.19% y el 0.33% del PIB regional.
La creciente demanda energética mundial y el uso ineficiente de los recursos tienen un impacto crítico en el medio ambiente y la economía global, por esto, este sector es responsable de cerca del 40% de las emisiones totales de CO₂ a nivel mundial, lo que lo convierte en un contribuyente significativo al cambio climático.
El consumo excesivo de energía, particularmente la generada a partir de combustibles fósiles, está acelerando la contaminación ambiental y el agotamiento de los recursos naturales. Un aumento del 1% en el uso de fuentes renovables puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 0.0294% en países de ingresos altos y en un 0.0171% en países de ingresos bajos. Esta tendencia evidencia la necesidad urgente de acelerar la transición hacia energías limpias.
Para mitigar estas pérdidas, es importante implementar medidas de eficiencia energética, modernizar la infraestructura eléctrica y promover la concientización sobre el consumo responsable de energía. Por esto, la adopción de tecnologías basadas en energías renovables, como los paneles solares, ha demostrado ser una solución efectiva para reducir la dependencia de fuentes energéticas tradicionales y disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂). Al generar electricidad limpia y evitar el uso de combustibles fósiles, estas tecnologías ayudan a mitigar el impacto ambiental y contribuyen a frenar los efectos del cambio climático.
“Es importante implementar una cultura del cuidado y preservación de los recursos naturales y de los ecosistemas en la organización, que se traduzca en acciones que favorezcan la reducción del consumo energético y la mitigación de impactos ambientales negativos. Además, se debe proyectar un plan de transición para el cambio del uso de la energía tradicional, por energías limpias. Esto requiere formular acciones en el corto, mediano y largo plazo, y los recursos para su logro. La sostenibilidad ambiental es un compromiso integral en la Uniagustiniana, donde la academia y las áreas administrativas trabajan de manera conjunta para promover la conciencia ecológica y la responsabilidad ambiental en toda la comunidad universitaria”, comentó Gissel Vivas Molina, Directora de la Especialización en Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible de la Uniagustiniana.
La Uniagustiniana ha implementado un sistema de paneles solares que ha generado beneficios significativos para la institución y el medio ambiente. Esta iniciativa reafirma el liderazgo de la universidad en la adopción de tecnologías limpias y la promoción de la energía renovable.
Hasta el momento, la Uniagustiniana ha llevado a cabo la implementación de los paneles solares ha permitido a la universidad lograr un ahorro significativo en el consumo total de energía. Aunque el porcentaje exacto de ahorro depende de factores como la ubicación y la demanda energética, se estima que la reducción de consumo puede oscilar entre el 20% y el 30%. Este ahorro se incrementará progresivamente a medida que se amplíe la capacidad instalada de paneles solares y la universidad continúe optimizando el uso de la energía generada. En cuanto a la proyección para los próximos años, se espera que el ahorro energético aumente, alcanzando hasta un 50% de reducción en el consumo de energía tradicional.
El uso de paneles solares ha permitido a la Uniagustiniana reducir notablemente los costos de energía eléctrica, aprovechando una fuente renovable que contribuye al ahorro económico a largo plazo. Sin embargo, el impacto va más allá del aspecto financiero.
La energía solar es una alternativa sostenible que ha ayudado a disminuir la huella de carbono de la institución, reduciendo de manera significativa las emisiones de gases de efecto invernadero, una acción clave en la lucha contra el cambio climático.
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