Expertos de la Clínica de Cleveland compartieron criterios para acelerar el inicio temprano del tratamiento.
El Atlas de la Esclerosis Múltiple revela que hay 2.9 millones de personas en todo el mundo que viven con esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central.
Diagnosticar la EM puede ser un desafío debido a sus variadas presentaciones y similitud con otras afecciones neurológicas. Un médico de la Clínica Cleveland que se especializa en EM afirma que, en promedio, una persona tarda alrededor de dos años desde que aparecen los síntomas para recibir un diagnóstico, y que en cerca del 20% de los casos se produce un diagnóstico erróneo.
“Este retraso en recibir el diagnóstico preciso tiene implicaciones negativas, ya que las investigaciones muestran que el uso temprano de un tratamiento altamente eficaz reduce el riesgo general de discapacidad y mejora los resultados clínicos. Los especialistas en EM quieren que el tratamiento comience lo antes posible y buscan constantemente nuevas formas de mejorar nuestra capacidad de diagnosticar de forma temprana y precisa”, afirmó Daniel Ontaneda, M.D., Ph.D., Neurólogo del Mellen Center for Multiple Sclerosis de Cleveland Clinic.
La EM es un trastorno neurológico autoinmune y neurodegenerativo en el que el sistema inmunitario ataca por error células específicas del cerebro y los nervios de la médula espinal, lo que causa daños que interrumpen los mensajes enviados a todo el cuerpo para realizar funciones como la visión, sensación y movimiento.
Como resultado de esta interrupción, los síntomas de la EM pueden incluir debilidad muscular, cambios en la visión, entumecimiento y problemas con la memoria. Cuando se evalúan los síntomas clínicos junto con imágenes y otras pruebas (imágenes del ojo, análisis del líquido cefalorraquídeo y estudios eléctricos) para cubrir los criterios de McDonald (el estándar de oro actual para diagnosticar la EM) sigue habiendo limitaciones para brindar un diagnóstico preciso y oportuno.
Para que el diagnóstico de la EM sea más preciso y sencillo, médicos de todo el mundo colaboraron para revisar los criterios y anunciaron la última versión en el 40º Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple en Copenhague (Dinamarca).
“Esta es la primera revisión significativa de los criterios desde 2017 e incluye un cambio importante hacia una mayor sensibilidad mediante la incorporación de biomarcadores patológicamente específicos (pruebas que son muy sensibles y específicas de la enfermedad). Básicamente, los nuevos criterios indican que si se presentan determinadas afecciones, ya no tenemos que esperar a que aparezcan los síntomas clínicos para confirmar que se trata de EM, lo que efectivamente adelanta el plazo para el diagnóstico”, añadió el Dr. Ontaneda.
Esta actualización ofrece a los médicos la capacidad de diagnosticar la EM en personas asintomáticas.
“Esto es un avance significativo que cambiará la forma en que tratamos la EM. En el pasado, a las personas que no presentaban síntomas, pero tenían lesiones en la sustancia blanca del cerebro (una característica distintiva de la EM) se les diagnosticaba un síndrome aislado radiológicamente, que se consideraba una forma temprana de la enfermedad, pero en la generalidad de los casos, no se les comenzaba a dar el tratamiento. Ahora que podemos confiar en características adicionales de los nuevos criterios, nos es posible diagnosticar a estas personas con EM y comenzar el tratamiento de inmediato”, sostuvo el especialista.
La capacidad de diagnosticar a individuos asintomáticos plantea dudas sobre el uso de fármacos ya aprobados para el tratamiento de la EM y sobre si ahora esos medicamentos pueden utilizarse en esta población de pacientes. Aunque estos individuos no han sido estudiados en todos los fármacos actualmente aprobados, los reguladores tendrán que tomar una decisión sobre si incluirlos o no.
El Dr. Ontaneda afirma que llevará tiempo para determinar este posible cambio en el tratamiento y para que los médicos adopten los criterios en la práctica clínica, pero se trata de un importante paso adelante en la atención de la EM. Hay más de 20 terapias modificadoras de la enfermedad aprobadas para controlar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad, esta actualización ayudará a los enfermos de EM a acceder antes a ellas.
Estos tratamientos farmacológicos pueden complementarse con intervenciones no farmacológicas para mejorar aún más la salud y aumentar el bienestar general con la EM.
El Dr. Ontaneda recomienda algunos consejos prácticos para vivir bien con EM:
– Continúe una dieta sana y equilibrada: como se trata de una enfermedad autoinmune inflamatoria, seguir una dieta sana puede ayudar a mantener bajo control la inflamación. Se recomienda una dieta de estilo mediterráneo que haga hincapié en los alimentos cardiosaludables y antiinflamatorios. Intente incorporar frutas y verduras, cereales integrales y proteínas magras y evite la carne roja, así como los alimentos procesados y ricos en grasas saturadas, azúcares refinados y sal.
– Haga ejercicio: el ejercicio se considera seguro y se ha demostrado que mejora la calidad de vida de las personas que viven con EM, incluida la salud física y emocional. Una combinación de actividad aeróbica y estiramiento puede ayudar a controlar muchos de los síntomas asociados con la EM, como la fatiga, y mejorar la resistencia. Los adultos sanos que viven con EM y no tienen discapacidad física deben realizar 150 minutos de actividad moderada por semana.
– Salud mental: los trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad y el estrés, son comunes en quienes padecen EM y pueden tener un gran impacto en la calidad de vida, además de empeorar los síntomas. Sin embargo, existen formas de combatirlos. La meditación, la visualización guiada y la atención plena pueden ayudar a reducir el estrés y la fatiga. Estos procesos mente-cuerpo pueden ser beneficiosos para equilibrar la salud emocional y el bienestar.
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