Exponerse de manera excesiva puede traer consecuencias potencialmente irreversibles para el ojo humano.
Según la NASA, la luz azul es el espectro de luz visible que se deriva de la energía electromagnética que solo el ojo puede percibir al ser un rayo invisible. En la actualidad, con el aumento del uso cotidiano de pantallas, es más común escuchar hablar sobre esta y sus efectos que están directamente relacionados con el ciclo circadiano.
Este espectro de luz visible se compone de diferentes colores y cada color tiene una longitud de onda específica. Los colores básicos de este espectro de luz visible son: luz roja, naranja, amarilla, verde, violeta, índigo y azul. Esta última se encuentra en la región del espectro con longitudes de onda más cortas, lo que significa que tiene una mayor energía en comparación con otros colores, siendo similar a los rayos UV.
“Cuando una persona se expone a la luz natural y luz la artificial en exceso, puede tener consecuencias potencialmente perjudiciales para la salud en general, pero especialmente para la salud visual”, explica la doctora Martha Lucía Medina, Oftalmóloga Adscrita a Colsanitas.
Como los diferentes colores existentes, la luz azul está prácticamente en todo lugar y no solo se emite tras las pantallas de los dispositivos electrónicos, también se encuentra en los bombillos, luces fluorescentes y el sol, el cual es uno de sus mayores emisores.
En la actualidad, es tema de debate científico si realmente la luz azul emitida por dispositivos electrónicos representa un riesgo grave para la salud ocular. Aún cuando algunos estudios hechos en animales afirman que puede haber un daño potencial en las células de la retina a causa de la luz azul, muchos otros concluyen que todavía no hay suficiente información para confirmar efectos negativos graves en el ojo humano.
Sin embargo, lo que es cierto es que factores como la larga exposición a las pantallas y la distancia del ojo humano a estas fuentes de luz está directamente relacionada con una de las condiciones de salud visual más comunes en la actualidad: la fatiga visual u ocular.
Medina afirma que no existe un tiempo ideal para estar expuesto a las pantallas, sin embargo, brinda tres medidas que las personas pueden tomar para prevenirlo.
Cuidado visual
Según la ciencia, la distancia adecuada entre los ojos y la pantalla debe ser de 70 cm del computador y 33 cm del celular. Además, es recomendable mantener constante hidratación con gotas recetadas por un oftalmólogo y configurar los dispositivos electrónicos actuales que permiten ajustar la luz de las pantallas con tonos cálidos y fríos, pues esto ayudará a que el iris no tenga mayor exposición que lo pueda afectar.
Mantenga buen ciclo del sueño
Los sensores de luz en los ojos y las células de la piel pueden percibir la diferencia entre las ondas de luz azul intensas que produce el sol en el día y los tonos más cálidos y rojizos del atardecer que señalan que ya viene la noche, estos están estrictamente cercanos al ciclo circadiano, que es el reloj biológico encargado del estado de vigilia y sueño, la temperatura corporal y la liberación de hormonas.
Cuando las personas están expuestas a la luz azul emitida de manera artificial en las horas de la tarde y de la noche, sus cuerpos no liberan tanta melatonina y sus ciclos de sueño se retrasan o se interrumpen. Por esto es esencial limitar el uso de dispositivos electrónicos especialmente en la noche para tener una calidad de sueño óptima.
Use la luz adecuada para su edad
“Una adecuada iluminación, sea natural o artificial, contribuye a que las personas puedan rendir más, mantener su estado de alerta, mejorar su sueño, logra influir en su estado de ánimo y por tanto su bienestar general”, afirma la doctora Medina.
Sin embargo, tenga en cuenta que los niños y jóvenes son más sensibles a la luz azul debido a que tienen pupilas más grandes y filtros oculares más transparentes, lo que resulta en una mayor cantidad de luz que llega a la retina. Es por esto que, cuando los niños tienen una alta exposición a pantallas, pueden tener una calidad del sueño deficiente, un estado de alerta más prolongado, menor capacidad de concentración y menor rendimiento escolar.
Actualmente, se demostró que la luz azul tiene funciones de uso terapéutico en el tratamiento de condiciones de salud mental como la depresión y de condiciones dermatológicas como el acné, la psoriasis, queratosis e incluso algunos tipos de melanoma. No obstante, estos estudios mantienen su posición en que la exposición prolongada a las pantallas podría tener distintas repercusiones en la salud visual, la higiene del sueño y el estado de alerta.
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