El uso excesivo de la tecnología desencadena un impacto negativo en sus vidas.
En 2024, uno de los principales logros del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) ha sido la expansión de la conectividad en Colombia, alcanzando un crecimiento del 78%. Sin embargo, a pesar de este avance, el tiempo que los jóvenes de 16 años pasan en plataformas digitales sigue siendo alarmante.
Según datos de Branch a enero de 2024, los adolescentes pasan en promedio 8 horas y 43 minutos al día conectados a Internet, apenas 18 minutos menos que el año anterior. Además, dedican 3 horas y 27 minutos a ver televisión, 3 horas y 23 minutos a redes sociales, 1 hora y 8 minutos a la radio, 59 minutos a escuchar podcasts y 55 minutos a videojuegos.
Si bien la tecnología ha transformado la forma en que accedemos a la información y realizamos nuestras actividades diarias, su uso excesivo ha generado un impacto negativo en la vida cotidiana. El abuso de las pantallas está afectando las relaciones interpersonales, debilitando el vínculo familiar, aumentando el estrés y la ansiedad, e incluso alterando los ciclos de sueño.
Hiperconectividad: efectos en la salud mental
“La exposición a medios digitales, redes sociales genera una sobrecarga de información que puede desencadenar ansiedad, estrés, dificultad para concentrarse”, expone Sindy Quintero, Psicóloga de los Centros Médicos Colmédica.
El uso no adecuado de los medios tecnológicos y la falta de establecimiento de un tiempo puntual para la desconexión conlleva a un agotamiento emocional conocido también como fatiga digital.
“La falta de desintoxicación digital altera el ciclo del sueño, lo que facilita la irritabilidad, problemas de memoria, afectaciones del estado de ánimo, minimiza el contacto físico y la cercanía con otras personas, haciendo que cada vez sea más difícil socializar”, apuntó Quintero.
Es indispensable recordar además que, las personas detrás de una pantalla se convierten en espectadores de la vida de los demás, pero dejan de vivir una vida propia. Por esto, el llamado siempre será a establecer un uso controlado y responsable de los medios tecnológicos, estableciendo horarios de desconexión, filtrando el tipo de información que recibimos, manteniendo un equilibrio entre el tiempo que pasamos frente a las pantallas y el que pasamos viviendo nuestra vida real.
¿Cómo lograr conectar o re-conectar?
Frente a este panorama, es clave encontrar un equilibrio que permita fortalecer los lazos familiares y fomentar espacios de conexión real entre amigos y seres queridos.
Para lograrlo, Carolina Bohada, Directora de Mercadeo de El Edén Centro Comercial, recomienda las siguientes estrategias:
– Identificar intereses comunes dentro de la familia, como la música, el deporte o el arte, para definir planes que permitan compartir tiempo de calidad.
– Escuchar activamente a cada miembro para conocer sus gustos y necesidades, lo que facilitará la creación de experiencias significativas para todos.
– Proponer actividades dentro y fuera del hogar, como salir al cine, asistir a un concierto, realizar actividades al aire libre o aprender algo nuevo en conjunto.
– Establecer momentos libres de tecnología, creando espacios de conversación y conexión genuina.
– Fomentar la inteligencia emocional, enseñando a expresar y gestionar las emociones para reforzar el bienestar colectivo y el sentido de pertenencia.
Teniendo en cuenta la importancia de volver a relacionarnos entre familias y amigos, El Edén Centro Comercial crea espacios como Burbujas Fest, un espacio único diseñado para toda la familia que promete diversión, aprendizaje y momentos inolvidables. Una experiencia inmersiva que combina el asombro de las burbujas con la emoción de un mundo submarino en cinco estaciones interactivas.
En un mundo donde las pantallas ocupan gran parte de nuestro tiempo, es fundamental priorizar momentos de conexión real. Recuperar el equilibrio entre el mundo digital y las relaciones presenciales no solo fortalece los lazos familiares, sino que también mejora el bienestar emocional y social.
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