Cada 3 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Audición.
El uso excesivo de audífonos recreativos entre los jóvenes se ha convertido en una preocupación creciente para la salud pública. La exposición prolongada a volúmenes altos puede generar daños auditivos irreversibles, afectando no solo la capacidad de escucha, sino también la calidad de vida. Dificultades para concentrarse, problemas para entender conversaciones en ambientes ruidosos y la presencia de zumbidos en los oídos (tinnitus) son algunas de las primeras señales de alerta que suelen pasar desapercibidas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 1.100 millones de jóvenes entre los 12 y 35 años están en riesgo de desarrollar pérdida de audición por exposición al ruido en contextos recreativos. En Colombia, el Ministerio de Salud estima que alrededor de 5 millones de personas presentan algún tipo de problema auditivo, y entre la población de 25 a 50 años, el 14% ha sufrido pérdida auditiva por exposición al ruido. A pesar de estas cifras, la prevención sigue siendo un tema poco abordado, dejando a miles de jóvenes vulnerables a desarrollar afecciones auditivas a temprana edad.
En el marco del Día Mundial de la Audición que se conmemora cada 3 de marzo, Alix Yineth Forero Acosta, Docente Líder e Investigadora del Programa de Especialización en Audiología de la Corporación Universitaria Iberoamericana, advierte sobre la importancia de adoptar hábitos saludables para proteger la audición sin necesidad de renunciar al uso de audífonos.
“El uso inadecuado de audífonos no solo afecta la audición, sino que también puede impactar la salud mental y la calidad de vida. Es fundamental educar a los jóvenes sobre prácticas seguras y hábitos auditivos saludables para evitar daños irreversibles”, señala Forero.
Entre las principales recomendaciones están limitar el tiempo de exposición a un máximo de 45 minutos a una hora, realizar pausas de 10 a 15 minutos y mantener un volumen moderado. Además, sugiere optar por audífonos de copa con cancelación de ruido que permiten una experiencia sonora más segura al reducir la necesidad de aumentar el volumen en ambientes ruidosos.
Forero también explica que la pérdida auditiva no solo afecta la capacidad de escucha, sino que puede generar consecuencias significativas en la vida cotidiana y el bienestar emocional. Estudios han demostrado que la exposición prolongada al ruido puede estar relacionada con dificultades en la interacción social y un mayor riesgo de desarrollar problemas como estrés y alteraciones en el estado de ánimo.
Una investigación realizada en Inglaterra encontró que los jóvenes expuestos a altos niveles de ruido ambiental tienen más probabilidades de experimentar ansiedad. En Colombia, la Encuesta Nacional de Salud Mental reportó que el 17% de la población presenta algún tipo de trastorno emocional, lo que resalta la importancia de cuidar la audición desde edades tempranas.
Para reducir estos riesgos, la docente enfatiza la importancia de fomentar una cultura de prevención auditiva. Recomienda realizar chequeos auditivos anuales, estar atentos a las señales tempranas de pérdida de audición y evitar el uso de objetos inadecuados para la limpieza de los oídos. Asimismo, destaca la necesidad de generar conciencia sobre el impacto que el ruido tiene en el bienestar general y promover estrategias que ayuden a mitigar sus efectos en la vida diaria.
La salud auditiva es un pilar fundamental del bienestar integral y su cuidado debe ser una prioridad en todas las etapas de la vida. Desde la academia, la Corporación Universitaria Iberoamericana reafirma su compromiso con la educación y concienciación sobre este tema, promoviendo iniciativas que permitan a la población adoptar hábitos de protección auditiva.
La prevención y el acceso a información adecuada no solo contribuyen a evitar la pérdida de audición, sino que también mejoran la calidad de vida y el desarrollo social de las nuevas generaciones.
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